Época:
Inicio: Año 1 A. C.
Fin: Año 1 D.C.

Antecedente:
VISION DE LOS VENCIDOS



Comentario

Olvido de siglos


Cuantos se siguieron ocupando más tarde, en diversas obras, del tema del descubrimiento y conquista de México, adoptaron posturas básicamente semejantes a la de Antonio Herrera. Y aunque parezca extraño, en la mayor parte de esas obras posteriores prevaleció todavía mayor miopía. La razón de ello fue que los autores de las mismas, no sólo tampoco inquirieron sobre la existencia de testimonios indígenas sino que desconocieron asimismo varias de las fuentes españolas que había aprovechado Herrera. Ejemplos de fuentes que ya no se tomaron en cuenta son las aportaciones que permanecieron en los archivos, por mucho tiempo inéditas, del cronista de Tlaxcala Diego Muñoz Camargo, y de Francisco Cervantes de Salazar que, escribiendo a mediados del XVI, reunió en su llamada Crónica de Nueva España relatos de primera mano debidos a varios conquistadores como Alonso de Ojeda, jerónimo Ruiz de la Mota, Alonso de Mata, Francisco de Montaño y otros36.

De los historiadores posteriores que incurrieron en este género de miopía recordaré los nombres y fechas de publicación de sus obras, limitándome a algunos de entre los que mayor fama llegaron a alcanzar: Antonio de Solís y Rivadeneita (1684), Ignacio de Salazar y Olarte (1743), W.H. Dailworth (1759), William Robertson (1777), William H. Prescott (1844), Lucas Alamán (1844), Niceto de Zamacois (1877), Hubert H. Bancroft (1883), Justin Winsor (1884), Carlos Pereyra (1931), Salvador de Madariaga (1949), Ángel Altolaguirre (1954)# Cierto que, al menos en la intención, hubo algunos pocos que consideraron necesario tomar en cuenta los puntos de vista indígenas respecto de la Conquista, pero de hecho, por no tener acceso a la documentación nativa, tampoco pudieron lograrlo. Tal fue el caso de quien, exiliado, no pudo consultar las fuentes indígenas que antes había conocido, el jesuita Francisco Xavier Clavijero (1780-1781) y, mucho más tarde, de Manuel Orozco y Berra que, sólo en pequeña parte pudo aducirlas (1880).

Incluso tras haberse publicado ya las crónicas escritas en el XVI, de Diego Durán y Toribio de Benavente Motolinía que, al igual que Torquemada, hacen referencia expresa a testimonios indígenas sobre la Conquista, prevaleció el desdén por los mismos. Por vía de ejemplo citaré sólo dos afirmaciones sobre este asunto, la primera, expresada antes de 1540 por el franciscano Motolinía que sostuvo desde entonces la existencia de tales testimonios, y la segunda de quien fue, por otra parte, distinguido pensador mexicano, José Vasconcelos, que en 1937 negó apriorísticamente el hecho. He aquí el antiguo testimonio del fraile:



Mucho notaron estos naturales indios, entre las cuentas de sus años, el año que vinieron y entraron en esta tierra los españoles, como cosa muy notable y que al principio les puso muy grande espanto y admiración. Ver una gente venida por el agua (lo que ellos nunca habían visto, ni oído que se pudiese hacer), de traje tan extraño del suyo, tan denodados y animosos, tan pocos entrar por todas las provincias de esta tierra con tanta autoridad y osadía, como si todos los naturales fueran sus vasallos. Así mismo se admiraban y espantaban de ver los caballos y lo que hacían los españoles encima de ellos# A los españoles llamaron teteuh, que quiere decir dioses y los españoles, corrompiendo el vocablo, decían teules#37.



En chocante contraste, casi cuatro siglos después, en su Breve Historia de México, el referido Vasconcelos, al hablar de las fuentes para conocer los sucesos de la Conquista, asentó:



Todos los hechos conducentes nos van a ser dados por escritores de nuestra lengua, historiadores y cronistas de España, comentaristas y pensadores de México: Bernal Díaz del Castillo, Hernán Cortés, Solís, Las Casas y, en la época moderna, Alamán, Pereyra. ¿Y dónde está preguntaréis la versión de los indios que son porción de nuestra carne nativa? Y es fácil responder con otra pregunta: ¿Cómo podrían dar versión alguna congruente los pobres indios precortesianos que no tenían propiamente ni lenguaje, puesto que no escribían, ni sabían lo que les pasaba, porque no imaginaban en la integridad de una visión cabal o siquiera de un mapa, ni lo que eran los territorios del México suyo, mucho menos el vasto mundo de donde procedían los españoles y el Mundo Nuevo que venían agregado a la geografía y a la cultura universales38?



Las investigaciones realizadas durante las últimas décadas dan ampliamente la razón al franciscano Motolinía. Tenemos hoy al alcance, entre la rica documentación que se conserva de los pueblos de idioma náhuatl (aztecas, tlaxcaltecas#) y en menor grado, de los mayas, quichés, cakchiqueles, mixtecas y otros, un conjunto de códices y relaciones indígenas en que el tema central es el enfrentamiento con los hombres de Castilla. Tales fuentes nativas tocantes a la Conquista, en su conjunto más de quince, se deben en buena parte a testigos de vista, hombres que participaron en los hechos de que dan fe. El caudal de textos es lo suficientemente amplio como para encontrar en ellos la que he llamado Visión de los Vencidos.